Esta novela es, en sí, un enigma preocupante. Tratamos de ubicarla y es ella la que nos desubica a nosotros. Le preguntaba Juan Gabriel Vásquez a Carlos Fuentes por qué leíamos novelas y él respondía: Para comprobar que están bien muertas. ¿Pero como podemos creer en la muerte de la novela con La voluntad y la fortuna entre las manos, algo que desafía los vientos de cambio con exuberante confianza? ¿Podemos decir de un libro que es un clásico moderno? Sí, si lo que queremos decir es que desde ya mismo reconocemos su inmortalidad.
La voluntad y la fortuna es el relato de la cabeza decapitada a los 27 años de Josué Nadal, huérfano crecido al amparo de un desconocido poderoso. En la escuela conoce a Jericó, algo mayor pero tan huérfano como él, con quien sellará amistad, alianza y destino. Juntos trazarán un plan de conquista de su futuro, se buscarán mentores, compartirán encuentros carnales, tratarán de descifrar el fin de la existencia y terminarán encuadrados en los dos polos de poder opuestos de México: El político y el económico. Gemelos como Cástor y Pólux que terminarán convertidos en Abel y Caín, más por un odio endogámico y sanguíneo que por un reparto maniqueo de virtudes.
A través de esta novela Carlos Fuentes interpreta el México contemporáneo, definido por él mismo como un Estado del crímen. No es una tarea fácil y no la toma a la ligera. Para entender este mundo de corrupción y sacrificio, de afán de libertad y deseo de sojuzgar, es la voz de Maquiavelo la que se abre paso entre el tráfico gargantuesco de México D.F
Necesidad, voluntad y fortuna, los tres axiomas que rigen el maquiavélico cuerpo político.
Prisión y ciudad, crimen y empresa, poder político y poder económico, vivos y muertos, deseo y necesidad… todo se entrelaza, todo confluye en los destinos de Josué y Jericó en un universo en el que poseer lo que uno desea implica obligatoriamente poseer todo lo demás. No vamos a decir que La voluntad y la fortuna es una novela perfecta. Ni el propio Fuentes lo querría así. Así, encontraremos algunos pasajes descompensados dentro de la trama, que parecen desarrollarse con todo su potencial. Veremos que a algunos personajes secundarios, o incluso principales, se les pierde la pista y cuando reaparecen lo hacen de una manera difusa y tangencial, por no decir forzada.
Esto no implica grandes molestias, sin embargo, ya que la gran virtud de La voluntad y la fortuna está en su estilo. El lenguaje de Fuentes es directo, vivo, contemporáneo (remarcaba Vásquez que en esta novela hasta salen Ipods, y yo añado: hasta salen Emos, aunque más como pretexto e ilustración que como tema en sí). Pero al mismo tiempo es infinitamente preciso y de gran belleza para expresar conceptos intelectuales y poéticos. Las conversaciones filosóficas pueden ser complejas de seguir pero están expuestas con la didáctica espontánea de un diálogo socrático. Estamos ante una piedra miliar no sólo en la obra de Carlos Fuentes sino de toda la tradición literaria hispanoamericana. Quién sabe si con ella no se cierra una era. Por eso, si sólo hubiera podido leer una novela en el 2008, me daría por satisfecha con La voluntad y la fortuna. Es un clásico moderno en el sentido de que ya le ha ganado la batalla a las tendencias y al tiempo.
La voluntad y la fortuna es el relato de la cabeza decapitada a los 27 años de Josué Nadal, huérfano crecido al amparo de un desconocido poderoso. En la escuela conoce a Jericó, algo mayor pero tan huérfano como él, con quien sellará amistad, alianza y destino. Juntos trazarán un plan de conquista de su futuro, se buscarán mentores, compartirán encuentros carnales, tratarán de descifrar el fin de la existencia y terminarán encuadrados en los dos polos de poder opuestos de México: El político y el económico. Gemelos como Cástor y Pólux que terminarán convertidos en Abel y Caín, más por un odio endogámico y sanguíneo que por un reparto maniqueo de virtudes.
A través de esta novela Carlos Fuentes interpreta el México contemporáneo, definido por él mismo como un Estado del crímen. No es una tarea fácil y no la toma a la ligera. Para entender este mundo de corrupción y sacrificio, de afán de libertad y deseo de sojuzgar, es la voz de Maquiavelo la que se abre paso entre el tráfico gargantuesco de México D.F
Necesidad, voluntad y fortuna, los tres axiomas que rigen el maquiavélico cuerpo político.
Prisión y ciudad, crimen y empresa, poder político y poder económico, vivos y muertos, deseo y necesidad… todo se entrelaza, todo confluye en los destinos de Josué y Jericó en un universo en el que poseer lo que uno desea implica obligatoriamente poseer todo lo demás. No vamos a decir que La voluntad y la fortuna es una novela perfecta. Ni el propio Fuentes lo querría así. Así, encontraremos algunos pasajes descompensados dentro de la trama, que parecen desarrollarse con todo su potencial. Veremos que a algunos personajes secundarios, o incluso principales, se les pierde la pista y cuando reaparecen lo hacen de una manera difusa y tangencial, por no decir forzada.
Esto no implica grandes molestias, sin embargo, ya que la gran virtud de La voluntad y la fortuna está en su estilo. El lenguaje de Fuentes es directo, vivo, contemporáneo (remarcaba Vásquez que en esta novela hasta salen Ipods, y yo añado: hasta salen Emos, aunque más como pretexto e ilustración que como tema en sí). Pero al mismo tiempo es infinitamente preciso y de gran belleza para expresar conceptos intelectuales y poéticos. Las conversaciones filosóficas pueden ser complejas de seguir pero están expuestas con la didáctica espontánea de un diálogo socrático. Estamos ante una piedra miliar no sólo en la obra de Carlos Fuentes sino de toda la tradición literaria hispanoamericana. Quién sabe si con ella no se cierra una era. Por eso, si sólo hubiera podido leer una novela en el 2008, me daría por satisfecha con La voluntad y la fortuna. Es un clásico moderno en el sentido de que ya le ha ganado la batalla a las tendencias y al tiempo.
2 comentarios:
Muy bien señorita, habra que leerlo
anda muy desaparecida eh? y yo llegue una semana despues de lo previsto
POR CIERTO LE REGRESARON SU LIBRO DE LA REGION?
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