Violetta no tenía a nadie en el pinche mundo. Andaba en agonía, ¿ajá? Violetta estaba que no la calentaba ni un Corvette amarillo en su garaje. Porque Violetta no tenía garaje, ni familia, ni casa, ni amigos, ni amantes, ni una puta madre que le preguntara: ¿Qué te duele, Violetta? Ven conmigo. .................................
VEN CONMIGO
Ya sé que me detestas por decirte mentiras, y más por esconderte las verdades. Por eso ahora me toca contarte la verdad. Enterita, ¿me entiendes? Escríbela, revuélvela, llénala de calumnias, hazle lo que tú quieras. No es más que la verdad, y verdades ya ves que siempre sobran. Señorita Violetta, ¿podría usted contarnos qué tanto hay de verdad en su cochina vida de mentiras? ¿Qué hay de cierto en la witch disfrazada de bitch, come on sugar darling let me scratch your itch? Puta madre, qué horror, no quiero confesarme.
Me acuso de ser yo por todas partes. O sea de querer siempre ser otra. Y hasta peor: conseguirlo, ¿ajá? Me acuso de bitchear, witchear y rascuachear, de ser barata como vino en tetrapak, y al mismo tiempo cara, como cualquier coatlicue traicionera. Me acuso de haber robado, no una ni dos veces sino a toda hora y en todo lugar, como chingado pacman cocainómano. Me acuso de acusar al confesor por mis pecados, sin siquiera explicarle la clase de alimaña que estaba contrayendo. Porque a mujeres como yo no las conoces; las contraes.
No sé ni lo que digo. En realidad lo que yo necesito es exactamente eso: dejar de ser quien soy.Y ya no lo soporto, ya me pinche cansé. Son demasiadas máscaras para alguien que nunca ha sabido quién chingados es, ni de dónde viene, ni para dónde va....
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